Sobre mi madre Maria del Socorro García Hernández
Coco como le decia la mayoria de la gente, a la edad de 18 dejo su pueblo en San Luis Potosí, llegó con muchos sueños a Monterrey, fue trabajadora del hogar y obrera, en alguna fábrica que no recuerdo, no conocio el mar. Tal vez su unico trayecto fue de su pueblo Santa Lucia a Nuevo León.
Al escribir esto, intento hacer un retrato de ella con palabras , pero temo no encontrar demasiadas frases. Es complicado urgar en una memoria de mas de 40 años. Donde todo se sobrescribe
Le gustaban las semillas de calabaza, el quiote . Recuerdo su gran sonrisa a veces timida
Nos llevó a la Pastora, a la Alameda con mi papa, nos hacía ropa, tomo clases para aprender costura, también nos cortaba el cabello y peinaba.
batallaba mucho con Beatriz, que se hacia morada de coraje cuando mi mama la expulgaba.
Alguna vez quiso aprender a hacer flores de migajon, le gustaba tejer pero se quedaba dormida.
No le gustaba bailar pero si la musica, las Jilguerillas, Luis y Julian, Carlos y José, eran de sus preferidos.
Se dormia oyendo las novelas , pero sentia cuando le cambiabas a la tele. Le gustaba mucho ir a los mercados y comprarse alguna blusa usada.
Regañaba a los niños que le anduvieran pegando al barandal de la casa, se peleaba por que la vecina le echaba la basura. Nos hacia asado para ocasiones especiales. Tenia un menu semanal. Amaba sus plantas y a su niñas.

Después de su muerte…
En un cielo estrellado, en el ruido de las gotas de lluvia sobre lamina, en el aroma de tu ropa que aún conservo, en tus ojos tristes que me heredaste.
Tu tolerancia ante mi impulso altruista de traer a la casa cuanto animal pudiera.
Así te recuerdo mujer hermosa, posiblemente en estos momentos no encuentre un propósito de vida. Se que el tiempo me ayudara a amoldarlo. Y que el amor que nos transmitiste con tu inocencia y espíritu luchador se expandirá a través de estos seres que nacieron de tu vientre.
Aun no me hago a la idea, a pesar de haber besado tu cuerpo frío.