Camille Kordic-Luna

Decía Sherry Ortner (1972) que las mujeres son a los hombres, lo que la naturaleza es a la cultura: inferiores en cuanto a que pueden ser domesticadas y explotadas con el fin de dominarlas.

Más allá de la mirada tradicionalista que relaciona a las mujeres con la naturaleza, existe una realidad social en la que ambas comparten violencias.

La naturaleza aporta los recursos primarios bajo los cuales es posible experimentar la vida. En paralelo, las mujeres gestan, cuidan y alimentan los recursos humanos y sociales bajo los cuales es posible mantenerla.

Desde el momento de llamarles recursos, las mujeres y la naturaleza se colocan al servicio del sistema capitalista-patriarcal que se encarga de explotar y oprimir todas las posibilidades de subsistencia.

En este sentido se vuelve urgente una reflexión desde donde podamos resignificar, poética y políticamente, la manera de ser y habitar.