
Proyecto: “El Derrumbe que se soñó”
Tras una serie de eventos desafortunados ocurridos a raíz de la guerra contra el narco en el 2010, mi familia tuvo que desplazarse de Monterrey, Nuevo León para regresar a la capital de Durango. Durante 2 años nos encontramos viviendo en distintos lugares, mudándonos constantemente, empacando y desempacando sin encontrar un espacio estable donde vivir, Intentando construir un hogar e intentando convivir como familia con mis papas aun cuando ellos se encontraban separados.
Tras un episodio de violencia, por parte de mi papá, decidimos irnos y buscar un nuevo espacio, esta vez mi mamá, mi hermano y yo. Fue así como encontramos la casa de la calle Gabino Barreda, en el Centro de Durango. Esta pequeña casa de paredes de azulejo color terracota y tapiz de flores fue nuestro refugio,
hogar que construimos de poco a poco, reparándolo de poco a poco mientras el espacio nos permitía sanar nuestras heridas de las vivencias de los últimos años. Fue este espacio el más querido y amado, donde viví mi adolescencia y mi hermano su niñez. Pintando la cocina de rojo, escribiendo mensajes de amor en las paredes. Siempre con música. Un oasis donde no existían los gritos, ni dolor, ni miedo. Esta pequeña y vieja casa, se convirtió en nuestro hogar, donde cada vez que llovía mi mama bromeaba con que el techo se caería de lo vieja.
Después de unos años tuvimos que separarnos para regresar a Monterrey, primero yo y después mi hermano. En la casa permaneció mi mama, volviendo cada vacaciones con el anhelo de volver a estar juntos, la casa aunque mágica no era lo mismo sin los tres. Un día un tío soñó que mi mamá debía irse de esa casa, ella tomó la decisión de volver a Monterrey para estar con nosotros. Hizo sus maletas y dejó nuestra casa. 3 días después el techo se cayó.
Este espacio nos dio tanto, y cuando nos fuimos se derrumbó. Me gusta pensar en ella como un ser vivo viejo, que nos albergó, ayudó y resistió. Cuando nos fuimos, finalmente se dejó ir. La serie “El Derrumbe que se soñó” es una despedida y agradecimiento, pero también la búsqueda de un recuerdo tangible de el espacio que se convirtió en nuestro hogar y que formará parte de nuestro cimientos, memoria y corazón siempre.





